Un equipo de científicos e ingenieros de la Universidad de Washington ha desarrollado una versión extremadamente eficiente de la tecnología de red inalámbrica.
Hasta 10.000 veces menos energía que las actuales redes WiFi. Eso es lo que presumen de haber conseguido con esta investigación sobre el Passive WiFi,
una nueva tecnología inalámbrica que mejora notablemente la actual con
el fin de lograr que las ondas lleguen a una gama mucho más amplia de
dispositivos. Por tal motivo, se cree que sería especialmente útil en el
desarrollo del Internet de las cosas.
¿Cómo funciona?
Esta WiFi pasiva basaría sus características en utilizar la energía de una fuente externa y reflejar la señal aplicando la tecnología de backscatter, que se basa en la retrodispersión de las ondas. El Passive WiFi,
permite transmitir señal a 11 megabits por segundo a distancias que
superan los 30 metros, lo que supone que iría a menor velocidad que las
mejores conexiones WiFi, pero sería 11 veces más rápida que una conexión
Bluetooth. Esto lo logra utilizando una fuente de energía externa y reflejando la señal por medio de lo que se conoce como backscatter.
De un modo más simple, esto quiere decir que se están aprovechando las
transmisiones que realizan otros dispositivos. El Wi-Fi pasivo devuelve
la información al móvil, que recibirá los datos consumiendo sólo de 15 a
60 microwatts de energía – 10.000 veces menos que los dispositivos actuales.
La técnica no es nueva, ya fue utilizada
en la Universidad de Stanford logrando tasas de 5 megabits por segundo,
pero la velocidad y la distancia del método de la Universidad de
Washington son bastante superiores.
Una conexión de estas características podría no sólo ser útil para ahorrar batería, sino que también podría impulsar el Internet de las Cosas (IoT), ya que facilitaría que los objetos se conectasen a Internet sin tener que emparejarlo con un teléfono o un ordenador central.
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