El
9 de junio del 2017 la policía secuestró unas 75 piezas con simbología
nazi durante una serie de allanamientos en Vicente López y San Isidro.
Fue el mayor "tesoro" de objetos nazis jamás secuestrado en el País, y
hace unos días lo mismo sucedió en Salta.
¿Qué dice la Ley?
¿Qué dice la Ley?
El dueño de las piezas, el anticuario Carlos Olivares, fue imputado por la Justicia, pero por la posesión de otros objetos.
Principalmente
piezas arqueológicas y paleontológicas que presuntamente violaban la
ley 25.743 de protección de patrimonio arqueológico y paleontológico.
¿Es ilegal la posesión de objetos con simbología nazi? ¿Es ilegal su venta?.
El
titular de la DAIA, Ariel Cohen Sabban, piensa que sí, y que Olivares
debería ser también imputado por violar otra ley, la N°23.592 de actos
discriminatorios.
"Cualquier
objeto que tengas en la intimidad es una cuestión tuya, personal. Pero
si vos invitás a alguien a tu casa y otra persona ve la simbología
discriminatoria, eso entra dentro de la penalidad de la ley N°23.592",
dijo Cohen Sabban en su momento"
LA LUPA DE HITLER
En
un cuarto secreto del anticuario, las autoridades encontraron varias
lupas aunque se presume que especialmente una de ellas fue usada por el
líder del Tercer Reich en base a una foto.
También
se le incautó una obra del retratista personal del Führer y un paisaje
presuntamente firmado por su secretario personal, Martin Bormann.
Las
lupas venían acompañadas de unas imágenes en negativo, y el hombre en
esa foto, sosteniendo una lupa idéntica, era Adolf Hitler.
No muy lejos de la lupa, la PFA encontró una foto enmarcada en el cuarto secreto de Olivares.
La
imagen muestra al dirigible Graf Zeppelin LZ 727, la primera aeronave
alemana en llevar el nombre del conde y padrino de la aviación alemana.
EN LA CIUDAD DE SALTA
Nuevamente la noticia se repite, y hace pocos días nuevamente en la Ciudad de Salta (Argentina) se secuestró una colección de objetos con simbología nazi que llegaron por Correo.
El
operativo estuvo a cargo de la división de Investigación de Conductas
Discriminatorias de la Policía Federal, que llegó al domicilio tras una
investigación que se había iniciado en la Aduana.
Semanas
atrás, un oficial de la Policía Federal se había hecho pasar por
cartero, presentándose en el domicilio del coleccionista, identificó a
la persona y comenzó un seguimiento.
El
jueves pasado, finalmente, se realizó el allanamiento en el domicilio,
donde se realizó el secuestro del material con simbología nazi.
Según trascendió, el dueño adquirió los elementos en el exterior y se los hizo enviar por correo a Salta capital.
Fue
justamente personal de la AFIP en la Aduana que, al pasar la encomienda
por un escáner, detectó una situación "muy extraña".
En ese momento se hizo una verificación del contenido del paquete, donde se encontró un águila nazi y otros objetos similares.
Entre los elementos hallados en el lugar hay cascos, armas de fuego, armas blancas, afiches, monedas, un águila, libros y DVDs.
El coleccionista, salteño, mayor de edad, fue llevado a una delegación policial e identificado, aunque quedó libre.
¿QUE DICE LA LEY?
En
su artículo tres, la ley decreta una pena de un mes a tres años de
prisión para quien participe de una organización o realice propaganda de
ideas de superioridad racial.
"Serán
reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en
una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de
superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada
religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o
promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma",
dice el artículo.
"La ley dice bien claro que está prohibida la propaganda y la difusión de ideas u objetos discriminatorios.
Cuando
vos vendés un objeto nazi, estás propagando la idea y estás
infringiendo la ley, por lo que así, más allá de que los objetos
recientemente secuestrados en zona norte sean originales o réplicas, su
comercialización o divulgación podría ser interpretada como propaganda
nazi. "
Mientras
tanto, Lucas Gómez, abogado especialista en Derechos Humanos y miembro
fundador del Centro Latinoamericano de Derechos Humanos, señala que hay
un elemento más a tener en cuenta:
"No
surge de la información de dominio público que el dueño de estos
objetos publicara, exhibiera o incitara en modo alguno acciones
genocidas valiéndose de estos objetos. La mera tenencia de los mismos no
constituye per se un discurso o expresión que tenga por finalidad
incitar al odio o la violencia contra un grupo determinado"
"Por
ejemplo, si la mera tenencia o hasta exhibición de objetos vinculados
al genocidio estuviera prohibida, el museo del holocausto en Washington
DC (que a diferencia de este sujeto expone públicamente objetos nazis)
debería estar condenado por hacer apología del genocidio"
Mientras
tanto, y haciendo incapié sobre este particular caso, Darrell English,
coleccionista estadounidense de objetos vinculados al Tercer Reich, en
referencia a las 75 piezas que la Policía Federal secuestró durante el
allanamiento aun sostiene que todas las piezas son falsas.
Entre
las falsificaciones más grotescas, English aseguró que se destaca una
estatua de un gato cuyo collar tiene una cruz esvástica y una daga de
caza.
Según
explico el especialista, aún cuando Hermann Goering, jefe de la Fuerza
Aérea nazi, hizo conocidas las dagas de caza, la hallada en la casa de
Olivares "la esvástica fue exagerada por el falsificador para capturar
la atención de la gente".
English,
que es fundador del Instituto y Museo del Holocausto de New England, en
Massachussets, estimó que las piezas han sido fabricadas durante las
últimas dos décadas.
Asintiendo
la opinión de English, el titular de Subastas Históricas Alexander, que
se ubica en Maryland, Estados Unidos, aseguró que las falsificaciones
son "obvias" y sostuvo que hay etiquetas que podrían haber sido impresas
con láser.
¿Por qué es más fácil ser neonazi en Estados Unidos que en Alemania?
Hace
pocas semanas, mientras centenares de supremacistas blancos ondeaban
símbolos nazis y gritaban consignas contra los judíos y otras minorías
en Charlottesville (Virginia, EE.UU.), un ciudadano estadounidense era
golpeado y luego apresado por hacer el polémico saludo de "Heil Hitler"
en Dresde, Alemania.
Los
hechos muestran dos caras de un mismo fenómeno: la tolerancia o
persecución de los símbolos y la ideología del nazismo en las dos
naciones, puesto que en Alemania
la ley castiga con hasta tres años de cárcel el hecho de portar
cualquier insignia referente al Tercer Reich o hacer apología del mismo.
En Estados Unidos la situación es totalmente diferente.
Amparados
en la Constitución estadounidense, el uso de símbolos del nazismo, los
"discursos de odio" y la existencia de agrupaciones de perfil neonazi
son legales allí.
Datos
proporcionados a BBC Mundo por el Southern Poverty Law Center (SPLC),
una organización no gubernamental de defensa de los derechos civiles,
indican que existen más de 900 "grupos de odio" que reivindican en
Estados Unidos ideales inspirados en el nazismo. Solo en California hay
más 70 y más de 60 en Florida.
Para
gran parte de ellos, "Mi lucha" es una biblia, las ideas de Hitler son
parte de su credo y las esvásticas y otros símbolos asociados a
corrientes fascistas son sus signos tutelares.
Lo
más llamativo es que lo reconocen públicamente, y se les está
permitido, incluso, marchar y gritar consignas contra los negros, los
inmigrantes, los homosexuales, los judíos o los discapacitados, sin que
las autoridades puedan ponerles freno.
Expertos consultados explican que las diferencias en cómo se hace frente a los grupos neonazis en Alemania y en Estados Unidos está en las leyes, en el pasado histórico y en la interpretación de ambos, ya que en Alemania
la utilización de insignias nazis está estrictamente prohibida por el
Strafgesetzbuch, el código penal, desde finales de la Segunda Guerra
Mundial.
"El
artículo 86a prohíbe de forma terminante el uso de símbolos de
organizaciones inconstitucionales, ya sea banderas, emblemas, uniformes,
consignas o modos de saludar, fuera de los contextos del arte, la
ciencia, la investigación o la enseñanza, aunque un museo puede mostrar
una bandera con una esvástica, pero no está permitido que una persona la
ondee dentro del territorio alemán".
Actualmente,
las caras más visibles de esas corrientes son el Partido Nacional
Democrático, que a inicios de este año estuvo a punto de ser prohibido, y
una sección que se desprendió de este último, llamada Alternativa para Alemania, y en cualquier caso, a ninguno de ellos les está permitido hacer uso de materiales o iconografía pro nazi.
En
Estados Unidos, en cambio, la utilización de estos símbolos o la
propagación del ideario nazi están amparada en el derecho a la libre
expresión, consagrado por la Primera Enmienda (1791) de la Constitución.
"La
Primera Enmienda implica que el gobierno de Estados Unidos no puede
discriminar en base a un punto de vista determinado a la hora de imponer
restricciones a la libertad de expresión.
Si
un estado, por ejemplo, decide restringir en su territorio el uso de
símbolos nazis debido a su mensaje, esto podría constituir una
restricción basada en un punto de vista y probablemente violaría la
Constitución"
Uno
de los casos más sonados en este sentido tuvo lugar en 1978, cuando la
Corte Suprema de Illinois decretó que era "constitucional" que un grupo
neonazi usara la bandera con la esvástica para marchar por Skokie, un
barrio de Chicago habitado en su mayoría por sobrevivientes del
Holocausto.
Aunque
la marcha nunca se realizó, el fallo creó un precedente para el uso
abierto de símbolos nazis en Estados Unidos y para una mayor apertura en
la asociación a grupos radicales de extrema derecha.
"Al
estar amparado por la ley, es más común encontrar grupos y símbolos
neonazis en Estados Unidos que en cualquier otro lugar . El gran
peligro es que detrás de esos símbolos de odio, puede ocultarse también
la violencia " - señala un experto-.
"Es
difícil prever, por ejemplo, si un orador intencionalmente incitará a
la violencia durante un discurso. Del mismo modo, es muy difícil
justificar la prohibición de un discurso político o de materias
vinculadas al interés público, como lo son la raza y la política.
Entonces,
para poder coartar el derecho a la libre expresión, las autoridades
deberían tener una razón convincente y esto entra un limbo legal de muy
amplia interpretación"
El
académico aclara que hay limitadas excepciones para estos casos y están
asociados a aquellos discursos que inciten a la violencia o que puedan
ser catalogados como difamación, calumnia, obscenidad o incitación a la
anarquía, ya que su margen de aplicación es complicado, porque a veces
no es fácil justificar legalmente que un discurso entre en algunos de
esos parámetros que pueden ser subjetivos.
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